20091231

PRONOMBRE TEMPORAL

III.
Sé que tienes miedo. Es natural. El miedo es inherente a la condición humana, producto de nuestro instinto de sobrevivencia. Entiendo tu melancolía ante el abandono de todo aquello a lo que te habías acostumbrado antes de llegar a mí, y que probablemente nunca recuperarás. Acepto que pongas en tela de juicio ante ti, la drástica decisión que tomaste. Quizá debería tener miedo de perderte, pero por alguna razón tengo la seguridad que tus dudas son una crisis momentánea ante lo desconocido. Es difícil, lo sé. El mundo que te estoy ofreciendo es totalmente nuevo, y tal vez creas que no cumpliré tus expectativas. Sabes que la puerta sigue abierta, y resulta tentador el huir de mí para siempre y aferrarte a una vida que aunque no te ha resultado satisfactoria, es la que has construido por tu cuenta y que te ha mantenido estable en esta breve existencia que nos otorga el cosmos. Puedes meditarlo el tiempo que quieras. Puedes encerrarte en ese cuarto cuánto desees. Ese cuarto en el que ya te has instalado y que es testigo de tu determinación a permanecer conmigo por el resto de tus días. Tu ropa ya está guardada en los cajones, tus libros en los estantes, el resto de tus cosas sobre el escritorio y la maleta vacía guardada en el clóset. Fuiste tú quien acomodó cada cosa donde mejor te parecía, así que puedo aseverar que tu decisión no tiene vuelta de hoja. Estoy tranquilo. Cuando las dudas se disipen aquí estaré para ti. Mientras tanto, el mundo exterior desfila frente a mis ojos a través de la ventana. Desfila arrastrando toda su decadencia y su patetismo. Aquí eres libre. Aquí seremos libres.

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