20101231

- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Cómo está señor?
- Bien, niño.
- Esa es una respuesta muy común y que no dice nada, señor.
- Yo soy un hombre muy común que no dice nada, niño.
- ¿Y por qué no dice nada, señor?
- Porque nada tengo que decir, niño.
- Decir que nada tiene que decir, es decir algo señor.
- Decir algo que nada dice, es no decir nada niño.
- Diga algo, señor.
- Nada, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Es cierto lo que dicen de usted, señor?
- ¿Qué dicen de mí, niño?
- Que usted es medio puto, señor.
- No hay mejor manera de describirlo, niño.
- ¿Entonces usted sí es puto, señor?
- A veces, niño.
- ¿Y las otras veces, señor?
- Las otras veces soy buga, niño.
- ¿Es usted buga o puto, señor?
- Ni puto, ni buga, sino todo lo contrario, niño.
- Qué patético es usted, señor.
- Lo sé, niño.
- ¿Por qué no elige entre ser buga o puto, señor?
- No elegir es un privilegio que sólo hombres tan patéticos como yo nos podemos dar, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- Usted me gusta, señor.
- ¿Por qué te gusto, niño?
- Por señor, señor.
- ¿Y si no fuera señor, niño?
- ¿Qué sería usted entonces, señor?
- Sería niño, niño.
- Entonces usted ya no me gustaría, señor.
- Me lo imaginaba, niño
- ¿Yo le gusto a usted, señor?
- No, niño.
- ¿Por qué, señor?
- Por niño, niño.
- ¿Y si algún día me hago señor, cree que le gustaré entonces, señor?
- Tal vez, niño.
- Pero si yo llego a ser señor, usted ya estará muerto, señor.
- Entonces quizá me habré convertido en niño, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Quiere que se la mame, señor?
- No mames, niño.
- ¿Quiere mamármela usted a mí, señor?
- No gracias, niño.
- No sea mamón, señor.
- Creo que el mamón eres tú, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Qué hace, señor?
- Rezo, niño.
- ¿Por qué reza, señor?
- Para expiar mis culpas, niño.
- ¿Y usted cree que las culpas se expían rezando, señor?
- Así lo creo, niño.
- ¿Y para qué quiere expiar sus culpas, señor?
- Para llenarme de nuevas culpas, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Qué hace con la boca abierta, señor?
- Espero la venida del Señor, niño.
- ¿Usted cree que el Señor se venga pronto, señor?
- Eso espero, niño.
- ¿Y si no se viene el Señor, señor?
- Seguiré con ésta masturbación espiritual, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Por qué es usted tan pendejo, señor?
- Por pendejo, niño.
- ¿Usted es pendejo por pendejo, señor?
- Así es, niño.
- Eso lo hace ser pendejo al cuadrado, señor.
- En efecto, niño.
- ¿Y por qué es pendejo al cuadrado, señor?
- Por pendejo, niño.
- Eso eleva su pendejez al cubo, señor.
- Respuesta correcta, niño.
- Y si vuelvo a preguntarle, ¿su pendejez se elevará a la cuarta potencia, señor?
- Si seguimos la lógica, así será, niño.
- Y si sigo preguntando y preguntando, ¿su pendejez seguirá elevando su potencia?
- Mi pendejez está elevada a la “n” potencia, niño.
- Pero el exponente de su pendejez “p” tiene una constante de variabilidad ascendente de uno, directamente proporcional al número de veces que le pregunte. Es decir, es una función exponencial f(x)= p a la nx donde “x” va aumentando uno cada vez, con lo cual podríamos incluso graficarlo, señor.
- Se ve que has estudiado, niño.
- ¿Usted no ha estudiado, señor?
- No, niño.
- ¿Por qué no, señor?
- Por pendejo, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Ora sí va a salir del clóset, señor?
- No, niño.
- ¿Por qué no, señor?
- Por que soy bien puto, niño.
- ¿No sale de clóset por puto, señor?
- Así es, niño.
- Pero si acaba de reconocerlo. Acaba de salir del clóset, señor.
- Y de putazo, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- Chingue su madre, señor.
- Chinga la tuya, niño.
- Yo no puedo chingar a mi madre, soy un niño, señor.
- Yo no puedo chingar a la mía, está muerta, niño.
- Chinguemos entonces a la madre de alguien más, señor.
- ¡Ah, chingá! Aquí solo estamos tu y yo, niño.
- Chinguémonos entre nosotros entonces, señor.
- No me chingues, niño.
- Ándele. No la chingue, señor.
- ¿Quieres que nos vayamos a la chingada, niño?
- Es que somos unos chingones, señor.
- Cierto. Pues ya chingamos, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- Consígame una puta, señor.
- ¿Para qué la quieres, niño?
- Para cogérmela, señor
- No puedes, niño.
- ¿Por qué no, señor?
- Por que eres un niño, niño.
- Cojásela usted entonces, señor.
- No puedo, niño
- ¿Por qué no, señor?
- Soy muy viejo, niño.
- Qué puta suerte, señor.
- Qué puta vida, niño.
***
- Hola señor.
- Hola niño.
- ¿Quién es usted, señor?
- Yo no soy nadie, niño.
- Pero lo estoy viendo, señor.
- No estás viendo a nadie, niño.
- Si puedo verlo entonces usted es alguien, señor.
- Que yo no soy nadie, niño.
- ¿Puede alguien ser nadie, señor?
- Yo soy alguien que no puede ser nadie, niño.

20101224

ESCOMBRANDO

Muebles viejos, arrumbados en la habitación, muriendo en su propia inutilidad.
Polvo acumulado durante décadas.
Cadáveres sentados en el viejo sofá, que parece que me miran.
Amistades en el fondo del cajón, sin baterías.
Polillas que comen vísceras, y me dejan más vacío cada vez.
Fotografías viejas, impresiones perdidas para siempre.
Juguetes con los que quisiera jugar, que ya no tienen miembros.
Libros jamás abiertos, maltratados, ilegibles.
Arañas que me recuerdan la vida.
Cuadros de lo que quise ser y no soy.
Expectativas inconclusas.
A quien quise.
A quien no quise.
Libretas de la escuela, apuntes de una patética adolescencia.
Un pasado infructuoso que me aferro a conservar.
Un presente gris que pasa desapercibido como yo mismo.
Aparatos eléctricos caducos.
Ciclos que no se cierran solos.
Basura no desechada a tiempo en la que sigo creyendo.
Ropa que ya no me queda, que quisiera seguir usando.
Discos rayados con música de la que olvidé la letra.
Cartas de amor, sensibilidad muerta.
Un hubiera.
Un debería.
Mi Mediocridad (con M mayúscula, claro).
Diplomas del triunfo ficticio.
Espejos rotos que no reflejan nada.
Colchones donde ya no puedo descansar.
Máscaras deformadas de mí mismo.
Trozos de pared que pesan cada vez más.
Todo lo que sirve y ya no quiero.
Todo lo que quiero y ya no sirve.
Todo.

La habitación es grande. La puerta es pequeña. Tomará bastante tiempo.

20100221

CENTENARIO-GENÉTICA-HAMBRE ...CGH...

CENTENARIO
Cien años. Un siglo. Una centena; un centenar; un ciento de años. Cien vueltas alrededor del sol. Una décima de milenio. Cien aniversario. C ANNVS. 100 años. Treinta y seis mil quinientos días. Ochocientos setenta y seis mil horas. Cincuenta y dos millones quinientos sesenta mil minutos. Una vida. Dos vidas. Muchas vidas. Muchas cosas: Cien años de revolución mexicana, cien años de cien años de independencia, cien años de fundación de la UNAM, cien años de lucha, cien años de miseria, cien años de ficción asumida real, cien años de soledad, cien años pienso en tí, cien años de espera, cien años después…, cien años más, cien años luz, cien años de retraso, cien años de vida, cien años de progreso. SÍ, EN AÑOS.

GENÉTICA
Se dice que los genes definen nuestra herencia y nuestra descendencia. Entonces podría decirse metafóricamente que el Poder está en los genes, porque en muchos casos SE HEREDA (¿No pensaban eso en las monarquías, auspiciadas por el visto bueno de ‘Dios’? ¿Y las democracias no heredan el poder por dedazo a los hijos ideológicos?). Entonces los genéticamente poderosos, es decir, los que heredaron el poder, resultan siempre más aptos para sobrevivir según las leyes de la selección natural, pues ejercerán su voluntad por sobre el resto de las especies. La UNAM no deja de ser un espacio de competencia entre muy diversas y curiosas especies (Gorilas, aves de rapiña, loros, hienas, etc.) que aunque juntos a veces logran defender la autonomía de la jungla, no pueden evitar la natural guerra interna lanzandose entre ellos sus propios restos fecales, por intereses particulares.
CGH (Consejo General de Huelga), logró hace diez años la perpetiudad de lo gratuito de la educación pública universitaria; sin embargo dejó tras de sí lo más involucionado de sus especímenes, ocupando espacios ahora inútiles, en donde la actividad más productiva es ladrar hacia la nada. Válido, sí. Pero con daños colaterales. Es la factura que se cobra por el beneficio. Uno por otro. Por cada Trostky, hay un Stalin. Por cada Che Guevara, hay un Fidel Castro. Por cada Salvador Allende, hay un Hugo Chávez. Por cada moderado hay un ultra Por cada idealista revolucionario hay un dictador en potencia. Es la ley de la jungla. Los genes poderosos preservarán su descendencia.

HAMBRE
De conmover al otro. De generar en mí. De callarles la boca a los que nos creen ineptos. De ESTAR. De trabajar a un nivel más profesional. De tener un digno fin de licenciatura (más válido que cualquier cena de gala o exámen profesional). De encontrar placer orgánico y estético. De divertirme. De pronunciar un discurso propio sobre mi Alma Mater. De subirme al escenario. De volar. De provocar (odio, admiración, impotencia). De quemar banderas frente a los patriotas. De mear sobre biblias y coranes. De tocar a los intocables. De gritar el nombre de los innombrables. De subir el primer escalón de una enorme escalera. De pertenecer a una gran maquinaria de momentos. De público. De aplausos o pedradas. De sentir. De soñar, despertarme y accionar. De actuar. De vivir. Sí. Tengo hambre.

20100104

PRONOMBRE TEMPORAL

VI.
Tocan la puerta con violencia. Miro por la ventana con cuidado. Los veo. Son ellos, vienen a buscarte. El mundo exterior no soporta nuestra felicidad. No te preocupes mi vida, yo estoy aquí para protegerte y no pueden hacernos ya nada. No pueden separarnos aunque lo intenten, pues nuestra amalgama de cuerpos y almas es un acto consumado; aunque me agarren y me lleven lejos, tu irás dentro de mí, estarás conmigo siempre y ellos no podrán hacer nada para evitarlo. Siempre soñé con un mundo como el nuestro, y gracias a ti lo conocí. Estoy muy agradecido contigo por permitirme formar parte de tu persona. No te asustes. Aún no logran entrar. Estamos a tiempo de evitar que nos lleven. Deja de temblar, no puedo concentrarme. Quizá lo mejor sea huir. No importa que se queden con la casa. No importa que confisquen nuestras pertenencias. No importa que destruyan el escenario que nos vio fundirnos el uno con el otro. Nuestro mundo somos tú y yo. No necesitamos de todo esto. Los cambios son difíciles pero necesarios, te pido que confíes en mí y que tengas la valentía de olvidar lo que nos ata a este lugar. Otros sitios vendrán que puedan alojar nuestro universo, pero necesito que no flaquees. Parece que ya están entrando. Este es el momento. Ahora o nunca. Si nos quedamos paralizados por el miedo, entonces ellos habrán ganado. Sígueme. Aquí hay una salida que ellos no han descubierto. Sé valiente. Sé impredecible, como lo has sido desde que te conocí. Predeciblemente impredecible. Vamos. Otro espacio nos espera. Otro mundo donde tú y yo tenemos cabida. Adiós ridículo mundo exterior. No nos merecen.

20100102

PRONOMBRE TEMPORAL

V.
Estoy sentado en la cama viendo la ropa que dejaste colgada en la silla del escritorio. Éste lugar ya te pertenece y te pertenecerá siempre. La vida que nos espera juntos es muy distinta a lo que había sido la de cada uno de los dos por separado. Ten paciencia, tomará un poco de tiempo que nos integremos del todo, pero cuando lo hagamos, el pronombre Nosotros será el único que importe. Tu existencia anterior será olvidada, y te será tan ajena que no concebirás la posibilidad de haber sido así alguna vez. En este lugar, a pesar de que todo pareciera ir igual, hay un gran cambio. La casa se ha llenado de ti. Los muebles lucen distintos, las habitaciones son más cálidas, el clima es estimulante, y los pequeños momentos se convierten en fragmentos de felicidad compartida. Sé que allá afuera no nos comprenden, pero allá nadie ama a su prójimo como yo te amo a ti. No hay parejas que vivan en la comunión que nosotros tendremos. No existe el amor como nosotros lo concebimos, y nadie, absolutamente nadie es capaz de dar su vida por el otro. Tomo en mis manos tu pantalón que está sobre la silla. Lo huelo. El dulce olor de tu cuerpo sigue allí presente. Doblo la prenda y me acerco a los cajones. Me detengo. Decido regresarlo al lugar de donde lo tomé, pues seguro tuviste una razón para dejar las cosas así. Me recuesto en la cama y te imagino frente a mí. Ya empiezo a sentir tu presencia en mi cuerpo, es raro que ya te sienta en mí aunque aún no estés aquí. Me levanto. Voy a la cocina. Hay algunos asuntos pendientes.

20100101

PRONOMBRE TEMPORAL

IV.
Hete allí. Por fin. Tu cuerpo desnudo se presenta ante mí con toda su perfección en cada línea, en cada poro. Cada centímetro cuadrado de tu piel es bello, aunque digas lo contrario. Cada célula de ti despide un encanto puro, indeleble. Tu olor sublima mis sentidos, y me envuelve en una especie de ensoñación furtiva. Veo todo tu ser tendido, hermoso, a la expectativa de mi proceder. Eso es lo mejor de todo: estás allí únicamente para mí. En medio del torbellino de sensaciones, un pensamiento se atraviesa inoportunamente haciéndome dudar. ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Eres la persona indicada? ¿Debes ser tú quien me regale su vida para compartirla? ¿Juntos por el resto de nuestros días? El riesgo de equivocarse es inevitable en gran parte de nuestras decisiones, pero elijo hacer caso a mis instintos. La duda se aleja tan rápido como llegó. Me acerco con lentitud a ti. Me miras con cierto temor. Quizá tú también estés dudando, pero en el fondo sabes que has soñado con este momento toda tu vida. Te toco. Tiemblas. Todo tu cuerpo es una flor palpitante que se estremece con el mínimo contacto. Trato de tranquilizarte con una caricia. Tu mirada es inocente, como si de veras no supieras lo que estás haciendo; eso me gusta de ti, tu capacidad de mostrar candidez en todo momento. Estoy listo. También tú lo estás. Entro en ti. Atravieso tu carne con toda la dulzura que soy capaz. Me regalas un grito y tu respiración empieza a agitarse. Mírame. Mírame. Desde tus ojos percibo el mar de sensaciones que no te esperabas. Tus fluidos emanan y se arroban en mi piel. Siento tu cuerpo temblar con más brío cada vez, y luego empiezas a ceder y dejarte llevar, tu mirada se pierde en la inmensidad, tu aliento se disipa lentamente. Ahora sí puedo decirlo. Te amo.